MANOS A LA OBRA.
La actividad consiste en la
respuesta a tres preguntas:
1.
¿Tú
mejor profesor en secundaria?
Mi mejor profesor
en secundaria fue el de Ética de 3º-BUP. Como persona era paciente, dialogante,
cercano a los alumnos y siempre tenía un momento para ayudarte, en cualquier
tema, si lo necesitabas.
Como docente impartía
unas clases muy amenas, participativas en las que destacaba el diálogo entre
alumnos y entre alumnos y profesor. Era una asignatura optativa, por lo en cada
clase se trataba un tema de interés actual como terrorismo, religión, aborto,
eutanasia, homosexualidad…etc. La dinámica de la clase consistía en dividirnos
en dos grupos los cuales argumentaban a favor o en contra del tema a tratar.
Por sorteo se decidía a qué grupo pertenecías y no así por tus ideas lo que
fomentaba a ponerte en el lugar del otro. Esto me enseñó a aprender que no
existe una sola postura sino varias sobre cualquier tema que nos pueda afectar.
Hoy en día no es fácil por el tipo de sociedad en la que vivimos o estás
conmigo o contra mí. Recuerdo que eran enfrentamientos bastante acalorados para
nuestra edad y solían ser bastante interesantes pues este profesor siempre nos
escuchaba y participaba en las discusiones unas veces moderando y otras
dándonos un punto de vista distinto.
2. ¿Tu
asignatura preferida durante esa etapa?
Mi asignatura
preferida eran las matemáticas. El motivo principal es que es una asignatura
donde prima el análisis y el razonamiento lógico que siempre se me ha dado
mejor que aquellas asignaturas basadas en la memorización.
3.
Alguna
dificultad vivida en esa etapa. ¿Cómo se resolvió?
Sí dos:
1. En un examen de Geografía e Historia, nos
preguntaron a cerca de cómo se producían los distintos fenómenos climáticos. El
resultado de la prueba fue un maldito 4.7, suspenso. Ante mi estupefacción fui
a la revisión del examen y veo que una de las preguntas que creía estaba
correctamente resuelta estaba tachada. Al preguntarle al profesor me dice que la respuesta a esa cuestión es una
barbaridad. Le contesto que él en clase había dado esa información a lo que él
me refuta que no es así. A continuación procedí a enseñarle los apuntes tomados
de su asignatura, y él se dio cuenta que se había equivocado y me rectifico el
examen. Llegue a un 6. Mi satisfacción en ese momento fue más que por la nota
obtenida por ver mi capacidad de debatir con un profesor y defender mis
argumentos.
2. En COU, me quedaron para septiembre dos
asignatura: inglés y filosofía. Mi madre fue a hablar con el profesorado para ver qué tenía
que hacer para recuperar en septiembre y poder hacer la selectividad. El
profesor de filosofía, ni corto ni perezoso, le dijo a mi madre que yo no iba a
llegar muy lejos si decidía realizar una carrera universitaria, y que su
asignatura me iba a costar mucho aprobarla. Yo, que soy un poco orgulloso, me la preparé al
máximo durante las vacaciones de verano. Al final logré aprobar el examen de
septiembre así como el examen de Filosofía de selectividad. Lo gracioso es que
tanto uno como otro fueron del mismo filósofo y poniendo lo mismo en ambos el profesor me puso un 5 y en selectividad
saqué un 8. Seguí estudiando y me licencie en Ciencias Químicas, por lo que no
tenía que ser mal alumno.
Reflexión Personal: esta actividad me
hace pensar que en el profesorado como en la sociedad hay de todo, malos,
regulares y buenos profesionales.
Ser un buen
profesional no es sólo tener buen conocimiento del desarrollo de tu actividad
laboral, sino que también debe de llevar asociado una buena conducta ética y
moral. Por desgracia hoy en día la sociedad está montada de tal manera que esa
buena conducta ética y moral extensible a todos los ámbitos de la vida y no
solo al campo profesional, a veces, no es aplicada.
Nosotros, como
futuros docentes, deberíamos llevar a las aulas esta buena conducta ética y
moral y no solamente buenos conocimientos de una materia.